El otro día en un taller dije que todos podemos contar historias. Bien o mal, lo hacemos todo el tiempo. Hubo algún gesto de incredulidad. Basta con que nos den pie para arrancarnos, continué. Desde la mentira que les contábamos a nuestros padres cuando llegábamos tarde a casa hasta nuestra biografía o las anécdotas junto a la máquina del café son una selección de sucesos, más o menos ciertos, que nosotros decidimos ordenar de una determinada forma. Una historia. Lo hacemos de forma oral, por escrito y algunos (con mucho presupuesto) en formato audiovisual. Todos tienen en común una cosa: al principio, esa narración, era sólo una idea, una frase cazada al azar, una excusa que acabó derivando en algo inesperado. Para demostrarlo, les puse a escribir. ¿Cómo? Tenían que elegir una de las siguientes frases y escribir un cuento. Aunque hubo varias personas que eligieron el mismo detonante, escribieron relatos distintos.
- ¿Qué pasaría si…
. un hombre entrara por la puerta con una pistola?
. si nunca volviese la electricidad?
. si dejase mi trabajo ahora mismo?
. una viuda decidiera volver a tener citas 40 años después?
. una persona, a quien le encanta vivir solo, tiene que cuidar de sus cuatro sobrinos?
. ganase la lotería? - No era lo que parecía…
. la nueva secretaria no era lo que parecía
. su matrimonio no era lo que parecía
. la oferta de trabajo no era lo que parecía
. el hotel no era lo que parecía - Si (no) hubiera…
. si no le/la hubiera dejado solo/a aquella noche
. si ella hubiese hecho caso de aquel rumor
. si él no hubiera perdido el billete de lotería
. si hubiese escuchado a mi instinto
. si ella no hubiese intentado besarle
Y si te gusta el juego, puedes reincidir. Ánimo.
Geniales ideas y recursos😉
Gracias, Marina. Ya me contarás qué sale…