Ellas decían cosas como
“no dejes que te llamen lindo”
él leía cosas como “La literatura es como un perro que se mira en un espejo y cree que está suspendido en el aire” de la página 155 de Matadero Cinco de Vonnegut.
El leía cosas así y pensaba en Dresde en todos los muertos de Dresde el 15 de febrero de 1945, pero lo hacía desde el 5º piso de un hotel entre casinos donde habitaban putas colombianas remachadas de silicona que te hablaban de sus hijos para llevarte a la cama, si tenías cara de buen chico; que te sacaban a bailar y dejaban que tu mano se perdiese entre la mercancía, si pensaban que podías pagar (y querías).
Putas colombianas que se desengañaban y te convertían en invisible,
ni siquiera malgastaban el tiempo contigo en una conversación intrascendente en un casino de putas a 300 $ el polvo, nunca sabré si habitación incluida, y si merecía la pena.
La guerra la hicieron los niños, niños
no dejes que te llamen lindo
en el quinto piso de un hotel
enamorados de sí mismos
los perdedores se reunieron para vengarse
del resto
y beber toda la noche a la salud de los poetas que no están,
que nunca estuvieron y que no tendrán la suerte de estar
En Dresde, bombardeadas, murieron 135.000 personas. La bomba atómica, Hiroshima, 71.379
mientras poetas como ellos, que sueñan su propio personaje en el quinto piso de un hotel demasiado caro (que ninguno podría costearse) celebraban la fiesta de la palabra regada con ron panameño
es la broma macabra de un látigo que llaman talento.
Soñar que se es poeta no es escribir grandes versos; “extrañar el ron de tus palabras” no es ninguna promesa.
Ahora entiendo lo de “lindo”.
«Soñar que se es poeta no es escribir grandes versos; “extrañar el ron de tus palabras” no es ninguna promesa» Pedro, Pedro… ¿Cómo no admirarte?